El verano no es para la gente como nosotros, es para los demás, es su estación, ahi se desenvuelven de una mejor manera, pero quienes lo saboreamos todo, nosotros los que tenemos esencia, nos ahogamos durante esta época, no va con nosotros, es decir, quién se imagina a Nietzsche en shorts y sandalias. No, nosotros los intelectuales no nos desenvolvemos bien durante esta estación. Para no generalizar y caer en absurdos, hablo por mí misma.Yo, personalmente, la detesto, me fastidia, se mueve todo más lento, las ideas se apilan a un lado de mi habitación y el sol hace su entrada para terminar de arruinarlo todo, me jode el cuarto hirviendo, la gente pegajosa en los carros, los hombres hambrientos de carne en las calles, las chicas exhibiendose y toda esa sarta de atentados contra el buen gusto que trae el verano.
Los seres comunes sin embargo se mueven a la perfección en esta estación, es más fácil llenar sus horas, con la playa, las fiestas, las caminatas fáciles, la manera típica que les ordena divertirse en verano, hasta para eso son como ovejitas, se divierten cuando y como se les dice, patético.
De todos modos, ese no era el punto, el punto era que me parece razonable que se nos permita hibernar durante el verano, que se cree algún espacio donde no azote el sol y las conversaciones no se hagan pesadas, un espacio para poder crear como es debido, como cuando es invierno y la neblina y el frío confabulan para poder elaborar un escenario digno de ser vivido.
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