Tengo el músculo de la escritura atrofiado, los últimos masajes que le diste e hicieron que se moviese de manera tan libre han quedado olvidados en el río que me escupía vida en la cara.
Tú sigues aquí o allá, no importa cada cuánto y de que forma, pero estás.
El músculo lo tengo de adorno en las manos, quizás si me las tomases de nuevo algo podríamos hacer por salvarlo de otra manera lo mejor será extirparlo.
Y es que nene, bien sabes que tu Rock n roll m sonó a un Welcome home.