Me he levantado obligatoriamente temprano hoy, pues una paloma se metió a mi cuarto y les tengo terror, no sé cómo conseguí moverme y salir corriendo. Debe ser un muy mal presagio, como también el hecho de que aún quiera ver tu rostro al despertar. No sé, estos días se están poniendo muy tensos y mi habilidad para sortear los recuerdos ha disminuido gravemente, quizás lo único que logre que me mantenga medianamente cuerda sea la certeza de que tú estás bien e incluso más que bien sin mí, en ese caso ya no te esperaría, ni tus llamadas, ni un mensaje, ni una mención en alguna de tantas páginas que solemos crearnos para exhibirnos. Podría olvidarme de todo aquello, pero hay algo en mí que no me deja, mi maldita manía de esperar siempre, mi maldita fe que nunca termina de acabarse, que me hace creer que algo sucederá.
Pero hoy se metió una paloma en mi cuarto, así que sí, algo sucederá, pero no será nada bueno.