domingo, 13 de junio de 2010

Un blíster, no es sólo un blíster.

Hace unos días venía por Aviación cuando vi un blíster vacío tirado en el jardín ubicado en medio de la avenida, lo cogí, le di vuelta y pude ver que era de alprazolam, las pastillas habían sido sacadas desesperadamente según lo que pude ver, sonreí porque sentí que, después de todo, no estaba tan sola como creía, habemos tantos desesperados, enfermos, hartos, perdidos, confundidos, cansados...

Me pregunto qué ocurriría si nos pusieran a todos en una sala, sí seguramente solo faltaría el cartelito de manicomnio para que la sociedad fiel a su estilo de denominar todo de acuerdo a sus reglas dé por finalizado su trabajo con respecto a nosotros... pero esa no es la idea, la idea simplemente es que no nos sintamos tan solos, que la respuesta ante tantos de nuestros rebuscados porqués no solo sea el eco de nuestra propia voz o el rostro adusto y confundido de alguien más. Porque estamos llenecitos de preguntas, como ese blíster estaba llenecito de pastillas, la idea es que dejemos de sacar pastilla a pastilla tratando de encontrar una respuesta en cada una de ellas.
Las respuestas están adentro, sí, pero también están afuera, en aquellas personas que no van simplemente tratando de etiquetarlo todo, esos adictos a la homogenización, esas personas intolerantes que creen que si no lo pueden nombrar, entonces está mal. Quisiera que por una vez exista más gente como tú, que durante buen tiempo no solo intentabas entender lo inentendible si no que también lo entendías. Quizás eso sea porque en el fondo sabías que tu tampoco andabas tan cuerdo como parecías y que esa misma aceptación y entendimiento los requerías para ti.

Esta soledad de sentirse diferente hiere en un grado que no podría entender cualquier, como casi todas nuestras heridas, estas son profundas.
Pero el blíster me hizo sonreir y donde quiera que esten esas manos desesperadas de todo aquello que también me desespera, gracias por esa compañía en plena garúa y en medio de una soledad que también es la tuya. Nadie más que alguien como nosotros hubiera sabido recibir aquél mensaje, pues nadie se hubiera detenido a recoger aquél blíster, mucho menos a analizarlo.
Sigue dejándome señales y espero que la próxima vez las respuestas las encuentres donde las quieres encontrar que sé no es en ese blíster.