martes, 3 de agosto de 2010

Todo se sucede.

Las cosas se suceden, se suceden y no puedes hacer más que sucederte con ellas.

El amor, ese también se sucede, se escabulle, aparece, cambia de nombre, desaparece. No hay definición para este sentimiento porque todos amamos de diferente manera, todos denominan amor a lo que han aprendido a sentir, algunos han aprendido a amar con la televisión, otros en los libros, unos cuantos más en algún suceso que se les quedo grabado en los iris... en fin, mira tú en cuántos lugares más puede encontrarse aquello llamado amor.
Yo no sé definir cómo amo yo, pero sé que es de un modo devastador, para bien o para mal, o destruye todo a su paso o lo eleva de la manera más bella posible, sé también que estoy cansada de hacerlo sin esperar nada a cambio, entonces vienes tú y me dices que el amor no espera nada a cambio, que el amor es desear la felicidad del otro, que el amor es esto o aquello... pero me resbala, solo veo como se mueven tus labios e imagino en qué lugar tú habrás aprendido a amar (sigues hablando) quizás haya sido en la arena por la que sueles transitar, quizás un poco más allá, casi llegando al mundo real... sí, yo creo que aprendiste en el mundo real o eso que se considera mundo real por consenso (ahora estás tratando de argumentar sobre la razón y el corazón) donde sea que hayas aprendido a amar, no es la misma escuela que yo tuve, así que ni me molestaré en explicarte más allá de tu entendimiento.

Hace frío, y ese sí hace para ambos, no como el amor que no es el mismo en mi universo y en el tuyo, apreto un poco las manos porque hace frío y más frío, te miro, sonrío, pienso de nuevo que todo esto me está rebasando, no porque me esté ganando, simplemente porque ya no me importa más. Ya has comenzado a decir esa clase de cosas absurdas, de chistes fáciles que te hacen romper en carcajadas y a mí me sacan una sonrisa, mientras me pregunto como algo tan tonto te puede dar tanta risa y recuerdo que al comienzo me parecía divertido ese aspecto tuyo. Es curioso como algo que amabas al inicio empieza a parecerte fastidioso al final, cuando el aire se vuelve más denso y hasta su forma de caminar te molesta. No importa, igual sé que por el momento no seré capaz de irme lejos, pero mis momentos son cortos, son segundos, así que no confíes mucho en mi estadía, sobre todo ahora que llevo semanas planificando mi escape y esta vez tengo cómplices, pedí ayuda como alguien me sugirió:

-Ya está visto que sola no puedes, pide ayuda que no te será negada- dijo.

Y así lo hice, efectivamente no me fue negada y bueno, pero eso no importa ahora porque por el momento sigo siendo incapaz de ir muy lejos, así que te sonrio una vez más, te produzco ternura o algo parecido y me das un beso, me sonríes ...por el momento.

1 comentario:

SUIMAR dijo...

Me ha traido recuerdos. Gracias.