Hola cuarto, te tengo miedo. No quiero estar ahí a menos que sea para dormir, cosa que se me hace muy difícil de hacer, quiero hundir toda la isla azul con habitante incluida.
¿alguna vez has sentido que te duele el pecho tanto que te cuesta respirar?. Yo nunca, y mi tristeza tiene todas las tonalidades posibles, pero hoy, no puedo respirar y me duele tanto el pecho, tengo el corazón hecho un puño que se dedica a apresar mi sonrisa, mi fe.
Siempre pensé que estos dolores relatados en la literatura en general eran simbólicos, pero no, aquí lo tengo, aquí lo siento, estoy tan azul que mi corazón no puede latir como es normal. No, no exagero, no es una metáfora dramática, es así tal cual.
Y el llanto, sí el llanto también está aquí queriendo salir a borbotones a cada instante, no sé dónde meterlo, dónde vaciarlo, me es muy difícil fingir estar bien, me salen sonrisas forzadas cuando mi prima pasa y me hace un comentario, ¿es que acaso ni cuando pongo todo de mi parte para estar bien puedo estarlo?. Esta sensación si bien no me domina, no me deja respirar ni estar tranquila, no me deja ni escribir, sencillamente NO ME DEJA.
Quiero gritar hasta enmudecer y llorar hasta secarme para que de una vez no tenga más nada que gritar ni llorar, pero entonces si lo hago aquí, todos lo notarían y prometí ser fuerte. Vendrían a abrazarme y darme palabras de aliento que no me servirían para nada y lograrían el efecto contrario a lo pensado. Si escribo cómo me siento, es porque es el único medio por el cual puedo vomitarlo todo, y si lo publico es porque quiero que sepan que me estoy yendo bien al carajo y todos los de allá afuera por una vez hagan alto al fuego, que en esta vida me he ganado muchos enemigos y no ha sido gratuito, lo sé. Sin embargo, la guerra ya se acabó y no hay ningún soldado en mis trincheras, así que dejen de desperdiciar balas en alguien que si bien no ha muerto, está viviendo su muerte.
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